"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto"
«"Te ruego -dice el hombre rico-, entonces, padre [Abraham], que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento"... Abraham le respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto".» (Lc 16,27-28.31). En nuestros días parece estar ausente el valor de lo trascendental; nos cuesta creer en una vida después de la muerte. Por diversos motivos, hemos llegado a preferir los bienes de este mundo a los celestiales.